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Etapa 3: Esposende - Viana do Castelo

Puede que la foto no sea muy atractiva, pero ese cielo y la sorpresa en forma de arcoiris dan una pista de cómo ha sido la etapa de hoy...


Mucho barro, charcos en los que el pie entraba hasta el tobillo, una lluvia que caía con tanta intensidad que traspasaba mi chubasquero, unas cuestas de tal magnitud que mi pulsera de actividad ha comparado con subir nada menos que 65 pisos (pásate por mi cuenta de instagram si quieres ver dos fotos que pueden resumir el día de hoy)... y así durante los casi 25Km de etapa, a pesar de que según nuestra chuleta, hoy tendríamos en torno a 30Km. Y de regalo, un final de etapa cruzando un puente con un viento bastante potente.


Si has leído mi entrada sobre la importancia de un buen entrenamiento previo a tu aventura peregrina, debo decir que es precisamente hoy cuando me he acordado de esas palabras que dicen ¿de verdad es necesario? ¿no sería mejor elegir otro tipo de viaje?

Pues sinceramente... ¡NO! Hoy ha sido una de las etapas más impresionantes que he recorrido en mis más de 3.000Km de Caminos.


Empezamos bordeando la costa durante un par de kilómetros y luego seguimos la señalización (perfecta en todo momento, sin dejar lugar a ninguna duda; me quito el sombrero ante los responsables del mantenimiento) para entrar en Marinhas, a unos 4Km de Esposende. Pasado el albergue encuentras el primer bar, regentado por un chico muy amable y con unos precios muy asequibles.

Tras el primer café de la mañana, retomamos nuestro Camino para irnos alejando de la costa, hasta entrar en un sendero que atraviesa un par de pueblos desde las afueras; hay algunas señales que indican bares relativamente cercanos, pero ninguno se ve desde el Camino. Ten mucho cuidado al cruzar las carreteras porque aquí la gente no parece tener ningún tipo de precaución al volante.


Quizá sea mi costumbre, quizá sea que lo busco de manera inconsciente, pero además del impresionante paisaje portugués que he tenido oportunidad de ver, el hecho de haber caminado bajo la lluvia y con tantas dificultades ha hecho que aún lo considere más bello, ya que es una lucha contra los elementos en la que si sales vencedor, la satisfacción supera con creces las penurias pasadas.

En el Camino, como en la vida, las metas alcanzadas con nuestro propio esfuerzo son las que mejor sabor de boca dejan. En TU Camino es posible que te encuentres toda clase de obstáculos; no te rindas nunca, el propio Camino va a ponerte a prueba constantemente, para ver si eres digno... si quieres, puedes.


Como creo que ya ha quedado claro que esta etapa es tan dura como bella (volvería a hacerla sin dudarlo, ¡qué maravilla!), pasaré a hablar del alojamiento.

Anoche se nos ocurrió mirar en una conocida web de reservas para evaluar la ocupación de Viana do Castelo para este fin de semana; menuda sorpresa al comprobar que todos los hoteles asequibles estaban a punto de colgar el cartel de completo. Ante la duda de la cantidad de peregrinos que podían estar por delante de nosotros y por temor a no tener cama, decidimos reservar en un hotel cercano al albergue, el Hotel do Parque***. La habitación no está mal, logramos una oferta que nos dejaba la habitación a un precio razonable y decidimos darnos el capricho, ya que es nuestra última noche en territorio portugués y mañana cruzaremos la frontera para alcanzar A Guarda.

Me va a dar pena despedirme de esta tierra tan bonita, prometo volver en un futuro no muy lejano para recorrer el resto de opciones y descubrir a la gente este maravilloso hobby que es el Camino.


Muchas gracias por tu tiempo.

¡Un saludo y Buen Camino!

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