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Primeros pasos: Eligiendo TU Camino

  • Foto del escritor: Admin
    Admin
  • 20 abr 2017
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 21 may 2021


Aún no lo sabes, pero estás a punto de vivir una experiencia ÚNICA

Has leído un montón de comentarios en redes sociales, has encontrado reportajes y un sinfín de vídeos en los que la gente habla maravillas del Camino, has meditado si serías capaz de animarte a llevar a cabo esta aventura única e incluso has convencido (o no) a alguien cercano a ti para hacer alguno de los muchos Caminos existentes, pero... ¿qué Camino elegir?


La primera vez que me animé a salir, no tuve ocasión de elegir qué Camino hacer, ya que iba como acompañante de mi padre y tuve que adaptarme a su elección; con el paso de los años y la experiencia obtenida, muchas de mis amistades me piden consejo para sus primeros Caminos. La elección no es fácil, ya que hay que tener una serie de factores en cuenta. Si estás leyendo esto y buscas tu primer Camino, hazte como mínimo estas preguntas:


  1. ¿Qué entrenamiento tengo? No hace falta ser deportista de élite para salir a hacer Camino, pero tener costumbre de caminar es muy recomendable, lo digo desde mi experiencia. En mi primer Camino apenas tenía costumbre de andar porque los únicos paseos que me daba era para ir a la parada del autobús; dos meses y medio antes de hacer el viaje encontré un trabajo que me obligaba a andar durante 4 horas diarias, pero me lo tomaba con mucha calma y apenas llevaba peso a la espalda, así que lo que se dice entrenamiento, poco... y así pasó, al segundo día de Camino ya no podía ni con mi alma. Es por eso que recomiendo acostumbrar el cuerpo a caminar porque, aparte de servir como entrenamiento, es una costumbre muy sana. Hacer alguna ruta por montaña en las semanas previas al viaje ayuda a evaluar si tu cuerpo está preparado. Próximamente subiré la tabla de estiramientos que hacíamos en el II Encuentro de Jóvenes con Cardiopatías caminando a Santiago; es muy útil para prevenir agujetas, te aseguro que llegarán. Tener cierto entrenamiento puede ser de gran utilidad a la hora de elegir Camino porque unas rutas requieren mayor esfuerzo físico que otras; no obstante, nada es imposible y lo que se siente al verte superando tus propios límites es algo que no se puede describir con palabras.

  2. ¿De cuánto tiempo dispongo? Otro factor importante a la hora de elegir un Camino y diseñar las etapas es saber el tiempo de que dispones; obviamente, en 4 días no vas a poder a hacer los más de 800Km del Camino del Norte (Irún - Santiago de Compostela). Si no dispones de mucho tiempo, calcula al menos una semana si tu idea es hacer los últimos 100Km de cualquier Camino (dos días para viajes y cinco para etapas). Si el tiempo no es problema, entonces esta pregunta te la puedes saltar.

  3. ¿Quiero llegar a Santiago? Esta pregunta va un poco ligada a la anterior... aunque entiendo que puedas estar en desacuerdo con lo que voy a decirte, NO es obligatorio llegar a Santiago en un primer Camino (máxime si se dispone de poco tiempo). A veces es mejor disfrutar de etapas que no entran en los últimos 100Km y poder vivir de cerca ese aura especial que envuelve Camino y peregrinos, la cual es más complicada encontrar en ese sprint final que son los últimos 100Km.

  4. ¿En qué época del año quiero hacer Camino? Esta pregunta es extremadamente importante porque no todos los albergues están abiertos todo el año y hay Caminos que pueden ser peligrosos para el tránsito en época invernal. Por ejemplo, el Camino de San Salvador (León - Oviedo) tiene mucho tramo de montaña y es fácil perderse con mal tiempo, además del riesgo que supone caminar con nieve o hielo, una mala pisada y lesión que puede retirarte de tu aventura.

  5. ¿Dispongo del equipo adecuado? Esta pregunta no va dirigida a expertos escaladores ni senderistas experimentados, ya que tendrán buenas equipaciones con las que salir a hacer Camino. Con esta pregunta quiero hablar sobretodo de calzado, ya que es ESENCIAL a la hora de salir a vivir esa aventura peregrina; el mayor error que he visto en mis años peregrinos (y que incluso viví en mi primer año) es la mala costumbre de la gente a la hora de elegir qué calzado llevar. Todos queremos esa maravillosa bota que protege bien el pie, esa bota que permite que el aire entre, al tiempo que evita que se filtre el agua... acudimos a la tienda a comprarla, nos dejamos los cuartos y tenemos un maravilloso par de botas para nuestro Camino. Sin embargo, luego cometemos el error de llevarlas nuevecitas, impolutas, para estrenarlas en nuestra aventura... ¡ERROR! Un buen par de botas es muy recomendable porque encontrarás tramos de piedras en los que una suela firme puede marcar la diferencia, pero ante todo, ten muy claro que el Camino hay que hacerlo siempre con calzado hecho a tu pie; un calzado nuevo necesita un tiempo de adaptación y en ese tiempo habrá rozaduras, ampollas e incluso, el darte cuenta de que quizá no sea ese el calzado que tu pie necesitaba. Imagínate que ese período te ocurre con una mochila de 8 ó 10 kilos en la espalda y con tramos de terreno complicado. Lo que debería ser una experiencia inolvidable lo será, pero inolvidable por el infierno que puedes llegar a pasar. El resto del equipo lo trataré cuando te cuente cómo hacer una mochila; por el momento, esta información es más que suficiente para dar tus primeros pasos.


Muchas gracias por tu tiempo

¡Un saludo y Buen Camino!

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