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Etapa 2. Pontevedra - Santiago de Compostela: La Pontevedrada

Escribo esta entrada con la emoción aún en el cuerpo...


Por la mañana dejé el hotel a la hora convenida, me tocaría hacer tiempo hasta que llegara una compañera de reto que venía desde Madrid para participar en la marcha solidaria.

Aproveché para enviar unas cosas de vuelta a casa (la oficina de Correos que hay cerca de la Iglesia de la Virgen Peregrina es muy bonita) y recoger los originales dorsales, consistente en una medalla de madera con el logo de la asociación en una cara y el nombre más dorsal en la otra, grabado en la propia madera... un dorsal único.


A las 20.00h, con muchos nervios en el cuerpo, se dio el pistoletazo de salida y una plaza llena de de gente inició su marcha por el itinerario xacobeo, una marabunta amarilla (chalecos reflectantes, para estar siempre visibles) que se dirigía al primer punto de control: Caldas de Reis.

Con buen ritmo y buen rollo, avanzamos con paso firme bajo la lluvia, hasta llegar a Caldas, punto en el que mi acompañante decidió retirarse a descansar y yo me animé a continuar.

La etapa que une Caldas de Reis con Padrón es una etapa bastante bonita, pues tiene mucho sendero y apenas un par de cruces de cierto riesgo; los kilómetros pesan y en torno al P.K.35 llegué al segundo punto de control, situado en una tienda de alimentación muy bien ubicada. Paradita para café y para mentalizarme de unos supuestos 5km por delante para alcanzar el tercer y último punto de control, en Padrón... 5 que resultaron ser más del doble.

Padrón es una población por la que he pasado en varias ocasiones; la marcha me obligaba a pasar de largo, pero si no vas haciendo la Pontevedrada, te recomiendo perderte por sus calles y disfrutar de sus famosísimos pimientos.


El tramo de Padrón a Santiago de Compostela es para mi el más feo de todo el Camino Portugués, ya que tiene mucha carretera; tras hacer parada en un hotel que está a las afueras de Padrón (tercer y último punto de control) y tomar un refresco que me espabilara un poco, empecé a ver cómo la gente empezaba a recibir el golpe del esfuerzo extremo. Fui testigo de algunos desmayos y empecé a plantearme acabar allí mi aventura, pero eché a andar antes de sacar la cartera para pagar una habitación.

Los últimos 25km fueron los más duros de toda la marcha, ya que no paraba de repetirme que no iba a conseguirlo... entre corredores se habla del muro de los 30km en maratones, un bajón que le da al cuerpo cuando alcanzas esa marca; a mí me ocurrió al alcanzar los 48km, empecé a plantearme muchas cosas y a luchar contra mi mismo... muy duro, casi 5 horas repitiéndome que no iba a ser capaz de alcanzar el objetivo...


.... Pero cuando menos lo esperaba, empecé a divisar las torres de la Catedral y algo dentro de mi se encendió; los dolores y el sueño desaparecieron, estaba a poco más de 4km de la gloria, entre 1 y 2 horas.

Sacando fuerzas de flaqueza, metí el turbo y me dispuse a hacer frente a esa recta final.


En torno a las 11 de la mañana estaba entrando en el Casco Antiguo, cumpliendo con mi reto solidario y encarando esos últimos metros en los que el peregrino se olvida de todo el cansancio acumulado.

Entre aplausos entré en la Praza do Obradoiro, intentando asimilar la hazaña y gestionar esa emoción desbordante.


Y hasta aqui mi aventura... 100Km en 2 etapas, casi 70km de marcha solidaria por la donación de órganos, tejidos y sangre.

En estos momentos estoy preparando mi nueva aventura, nada menos que la Via Gebennensis. ¿me acompañas?


Muchas gracias una vez más por acompañarme,

Un saludo,

Nos vemos en los Caminos.

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