6. Les Abrets - Saint Hilaire de la Côte

Después de una etapa normal, tocaba de nuevo llegar a los extremos...

La alarma sonó temprano porque teníamos casi 40km por delante y no quería que una vez más me dieran las 4 o las 5 de la tarde en la llegada; desayuno fuerte, última revisión de la mochila y a la calle.

Les Abrets - Valencogne: A pesar de ser en ascenso, no es un tramo complicado y casi sin darnos cuenta, estamos entrando en Valencogne. Justo en la entrada hay una Gîte con bar a precios razonables (café 1'20€) y un dueño bastante simpático, que nos ayudó con un problema técnico.
Valencogne - Le Pin: La salida de Valencogne se hace casi tan rápido como la entrada porque pasado el bar, se andan unos metros para bajar a la iglesia y justo antes de alcanzarla se gira a la izquierda para salir, apenas nos asomamos al pueblo. En cuanto salimos, seguimos ascendiendo, alternando pistas de tierra con asfalto, hasta alcanzar el pico más alto de la jornada (unos 700m) y con unas bonitas vistas del Lac Paladru. Con un descenso rápido entramos en Le Pin, con apenas una tienda y un bar a lo largo de nuestra ruta por el pueblo. Muy recomendable la parada para avitualla miento, pues una vez más, estamos en una ruta prácticamente sin servicios de ningún tipo.
Le Pin - Le Gran Lemps: Este es un tramo que debe tomarse con calma, ya que consta de un duro ascenso en el que gran parte de la subida la pasamos a pleno sol. Grand Lemps tiene servicios, pero hay que desviarse de la ruta para encontrarlos.
Le Grand Lemps - La Frette - Saint Hilaire de la Côte: Este tramo es prácticamente llano y por asfalto durante la mayor parte del trayecto, así que si no llevas 30Km de puro sol encima y menos de medio litro de agua para acabar la etapa, no suponen un gran reto. La Frette tiene algunos servicios y un bar que queda a unos 50m de la ruta; yo me lo encontré cerrado porque era festivo, pero esa parada técnica viene muy bien par afrontar los últimos Km. St Hilaire es un pueblo muy pequeño, con una Gîte regentada por Jean Pierre y su hija; si el alojamiento estuviera en cualquier Camino de España, serían muy conocidos, ya que su amabilidad y la energía positiva que transmiten no conoce límites.