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Historias Abiteras: Mi compañero de fatigas

¡Muy buenas! En esta entrega vengo a hablaros de Páskal, mi inseparable compañero de Caminos desde hace 5 años.

Páskal es un osito de peluche que recibí al entrar a formar parte de un segundo proyecto de Camino con jóvenes cardiópatas pertenecientes a la fundación Menudos Corazones y coordinado por un gran amigo (al cual conocí gracias a una amiga común, ya que éste buscaba gente con cierta experiencia en Caminos para llevar a cabo su proyecto). Mi compañero formaba parte de un lote de 4.000 unidades que una conocida empresa de telefonía donó a la fundación para que los voluntarios los repartiéramos en los hospitales, a los niños ingresados; con el beneplácito del donante, se apartaron 40 unidades y se personalizaron con los nombres de todos los que íbamos a participar en ese magnífico proyecto, que en otro momento os contaré porque fue una de las llegadas más especiales que he podido experimentar. El primer Camino al que me acompañó el pequeño Páskal fue precisamente el Camino Primitivo, en mayo de aquel año (2015); a la gente le llamaba muchísimo la atención ver a un tío con mis pintas (mis melenas, mis barbas y siempre cantando chirigotas gaditanas -mi tierra- o con el rock y/o heavy metal como banda sonora para las etapas) llevando consigo un peluche en la riñonera, asomando por un sitio que inducía a error para quien lo miraba. Varias personas se acercaron a preguntarme el motivo que me llevaba a ir acompañado de ese pequeño osito y a todos les contaba la historia. Para mi, ese osito representaba (y representa) a todos esos niños que, en vez de pasar sus días entre la escuela y el parque, se veían obligados a pasarlos metidos en hospitales... esos grandes luchadores, los cuales me dan fuerzas en los tramos en los que se me pasa por la cabeza tirar la toalla. En la etapa O Pedrouzo - Santiago se cayó de mi mochila y me di cuenta como 4 o 5km después de haber empezado... recorrí ese tramo 2 o 3 veces porque me negaba a terminar sin mi nuevo amigo; si en mi primera entrega os hablaba de esos hospitaleros que convirtieron mi calvario en una de mis mejores experiencias, en esta ocasión el Camino (el apóstol, Odín o aquello en lo que cada cual quiera creer) quiso que, en un tramo en el que en un día normal pueden pasar más de 500 personas, fuera precisamente uno de los que hicieron grupo conmigo durante el Primitivo el que se encontrase con el pequeño Páskal... le extrañó ver un osito de peluche tirado en el suelo, pero al acercarse, se dio cuenta de que era el mío. Él iba a quedarse en Monte do Gozo porque le sobraba tiempo, pero siguió hasta Santiago para hacer posible el reencuentro... Páskal se perdió y lo recuperé, milagros del Camino. Como no lleva credencial propia en sus Caminos y por no ser humano no puede optar a compostela, cada llegada a Santiago/Fisterra/Muxía/Uclés le compro un pin y se lo pongo. A día de hoy lleva hechos el Primitivo, el del Norte, el Portugués por Costa desde Oporto y desde Vigo, Portugués Central desde territorio español, llegada a Fisterra, Camino de Uclés, Via Gebennensis, úlyimo tramo del Camino Sanabrés y seguramente alguno más que pasaré por alto. Y vosotros... ¿lleváis algún compañero especial a vuestros Caminos?

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